lunes, 18 de julio de 2016

NYMPHOMANIAC. VOL. 2

FICHA TÉCNICA


Título Original: Nymphomaniac: Vol. II
Año: 2013
País: Dinamarca
Duración: 124 min.
Director: Lars von Trier


SINOPSIS

Historia de una ninfómana contada por ella misma. Una fría noche invernal, un viejo solterón (Stellan Skarsgård) encuentra en un callejón a una joven (Charlotte Gainsbourg) herida y casi inconsciente. Después de recogerla y cuidarla, siente curiosidad por saber cómo pudo haber llegado a semejante situación; escucha atentamente el relato que ella hace de su vida, una vida llena de conflictos y turbias relaciones. Para su estreno comercial se dividirá en dos partes, aunque hay una versión completa de cinco horas y media que sólo se verá en algunos actos culturales.


CONTENIDOS

Tipo de relación: Amo/esclava
Presencia BDSM: Media
Estética: Desnudez
Escenas explícitas: Escasas





DESDE LA MAZMORRA

Segunda parte, o mejor dicho, continuación de la primera parte de una larga película en la que la protagonista continúa utilizando la excusa del abandono y la agresión como pretexto para sacar a relucir su más que amplia experiencia sexual. En esta ocasión, es mucho más explícita y menos parca en explicaciones, por lo que da lugar a poder entrar en detalles más pequeños. Como no podía ser de otra manera, la autodiagnosticada ninfómana tuvo más de un 'affair' con el mundo del BDSM, y el bueno de Lars, no se muestra para nada prudente a la hora de mostarlo, cosa que es de agradecer. Aunque pudiera parecer lo contrario, las escenas de contenido sadomasoquista se muestran con una seriedad y una veracidad sonrojantes, no existen florituras, ni grandes atuendos, ni tan siquiera la socorrida venda en los ojos o unos elegantes tacones. Nos muestra una sesión con toda naturalidad, con la crudeza de alguien que se toma el BDSM muy en serio. Acierto del cásting el Amo que se dedica a sesionar a la protagonista (y a otras muchas cuarentonas sedientas de dolor). Un chico joven, serio, que disfruta con lo que hace, que le place golpear y que no utiliza el BDSM como excusa para tener sexo duro. De hecho ni tan siquiera se molesta en vestirse de ninguna manera en concreto ni de tratar de agradar. Quien le visita, no va por curiosidad, sabe a qué se enfrenta. Una lástima que no se haya extendido más en sus experiencias sadomasoquistas, en su lugar, parece que el sexo explícito no tiene fin.


IMÁGENES











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